— Oye tía An-a-ís, ¿poqué los comeciales son tan laaaaargos en la tele?
— ¡Tianiz, tianiz! Toma, pada ti...
— Oye tía An-a-ís, ¿poqué no eres mamá?
— ¡Tianiz, mídame!
— Oye tía An-a-ís...
— ¡Aquí, aquí!
Domingo. Día de reunión familiar. Hace más de un mes que no venía, y por razones obvias.
Los que me joden durante el almuerzo y la sobremesa son mis tiernos sobrinos: Enrique e Ignacio, hijos de mi hermano Enrique y mi cuñada... María Ignacia (la originalidad de los padres siempre me deslumbra).
Todavía no encuentro la forma de convencerlos para que se queden viendo tele en la pieza, sin que metan a toda la familia en sus líos de autitos y preguntas interminables.
— ¡Si están cada día más grandes! A Enriquito tenemos que comprarle ropa nueva como cada dos semanas... ¡Uy, mira cómo te quieren, Anaís! ¿Así que le regaló una culebra a la tía Anaís? ¡Es muy bonita la culebra que le regaló a la tía Anaís!
A mí me importa un perico las culebras y las pelotas y los bichos aplastados que hace el Ignacio. “Si no va a hacer una película de animación con ella, mejor que se coma su maldita plasticina y me deje terminar mi postre en paz”, pienso, mientras trato de sonreír cortésmente.
No sé por qué estos cabritos de moledera se pegan tanto a mí. ¿Por qué no puedo tener el aura de severidad que mantiene a los niños alejados de mi papá?
A esas alturas del partido, no entiendo por qué insisto en ir a las reuniones familiares si siempre termino asqueada... Ah, ya sé por qué. Mi madre. Ella se ofende cuando no voy. Y reconozco que igual me gusta ver a mi hermano Enrique, aunque se haya convertido en el clásico padre mamón y cuico.
— ¿Sabes que el Enriquito ya sabe contar hasta diez? La Nachita y yo creemos que puede ser superdotado, así es que lo inscribimos en el jardín infantil X. y ya estamos conversando con el rector del colegio A. para ver si lo pueden aceptar el año que viene.
— ¡Ay, sí darling! — lo secunda la Nacha— El colegio A. es tan prestigioso... Tiene uno de los mejores puntajes Simce en todo Chile y además tiene un ambiente que se nota bien, ustedes saben.
La verdad es que echo de menos al Enrique que me tiraba el pelo cuando éramos niños, el Enrique que perseguía a mis pretendientes con un palo cuando era adolescente, al Enrique con quien escribía cuentos y que me acompañaba a las fiestas... Tanto para cuidarme como para conocer a mis amigas.
Desde que se enamoró de una de sus pacientes se ha vuelto más distante. Antes me halagaba que evaluara a mis pololos, que me acompañara en algunas salidas para darles su aprobación. Pero desde que está con la Nacha no me dan ganas de contarle lo que me pasa, con quién salgo o si estoy enamorada. ¿Por qué será?
— ¿Sabes Anaís? La alegría más grande que puede tener una mujer es dar a luz... No uno, sino dos, o tres... ¡Todos los hijos que nos vengan! ¿Cierto darling?
— Claro que sí, honey —dice Enrique, dándole un topón.
¿Por qué los hombres casados se vuelven tan idiotas?
18 de Marzo
Hace 8 meses
21 comentarios:
darling y honey? naaa... que mamomes!! y yo pensaba que eramos asi con mi coso... pues tu hermano y cuñada nos mataron el punto.. jajajaja...
Saludos!!
La verdad con mi marido no nos tratamos con esa melocidad jajjaj, pero le digo gordo de cariño -es bien flaco- y de idiota no tiene nada, es un papá preocupado por sus hijos y feliz de tener una familia.
parece q tener hijos nos cambia,,,
weno, yo soy un hijo, y provoque el efecto contrario a mi papa,, lo volvi mas gruñon y griton jajaj,,,
saludos,,,
Hola Anaís, ¿no te acordaste de Herodes?, a veces en situaciones parecidas me acuerdo de él, digo, era un incomprendido.
No hay nada más estresante que una reunión familiar, las tenían que prohibir los cardiólogos como el tabaco; paciencia, igual con un poco de suerte emigran a Nueva Zelanda.
El fenómeno del casado atontado, depende de como sea él y de con quien se haya casado, o de los dos factores a la vez, con lo cual el resultado puede ser espeluznate.
Cuídate mucho, hasta pronto.
Un abrazo
San: ufff... hasta el momento tienen el número uno de tooodas las parejas que conozco... jajajaja.
Polin: lo que pasa es que, según yo, mi hermano es un caso extremo. Pero igual los hombres se ponen un tanto babosos con familia.
Webero: ay, bueno, a veces eso también pasa... jeje... les sacamos canas verdes.
J. Carlos: me hizo reír mucho tu comentario :D. Y lo de emigrar no está muy lejos de ser verdad parece... pero como soy tan inconformista, a lo mejor si pasa eso los comienzo a echar de menos.
Disculpame si me pierdo entre algunos modismos idiomáticos, pero para serte sincero los hombres no nos transformamos en tontos cuando nos casamos, sino que ya lo somos de antes cuando lo aceptamos .
Abrazo tu alma .
Ay Anais yo creo que esto nos pasa a los que no tenemos niños y llevamos otro tipo de vida.. ja ja de todas formas hay niños y niños..alggunos son un amor y otros unos trastos...
Yo ni tengo sobrinos todavía pero bueno yo creo que al final tu hermano ha cambiado de vida y si le ves bien aunque no sea como antes era contigo pues hay que alegrarse no?
Los niños es lo más puede a uno cambiar la vida.
Besos amiga
Mr. Bonkei: jajajaja... pero creo que las mujeres también ¿no? Un besote.
Moni: sí, yo me alegro por él, lo que me da pena soy yo y ese nosotros que siento que se perdió, o al menos una parte de todo eso. Besos mayúsculos ;)
Que sera que tienen los peques que te repelen?.. originales los nombres si.. me dio mucha gracia eso, y es tipico tb de los padres pensar que sus hijitos son los mejores del mundo.. ojo con discutirselos eh?? porque se transforman.. ja.. me muero de curiosidad de pensar como sera la anais pequeñita del futuro..no lo pensaste??.
No todos darling!!!.. jajajaja...No todos los hombres casados se ponen asi...
Mi mamá siempre dice "la mujer hace al hombre"...
Tu hermano seguramente en escencia sigue siendo el mismo que tu conocías pero su esposita le bloqueó su personalidad y se convirtió en lo que ella quiere....Lo peor es que él lo permitió.. en ese punto si es un tonto..(no me gusta la palabra idiota)
Cariños
Sandra
oye pero que apestosamente extremos son ellos!!!, paciencia, ten muuuucha paciencia!!!!
y con los niños, pues ni modo, lamentablemente esos vienen por defecto con el resto de la familia, pero no los puedes mirara seria o algo?? trata de provocarles un trauma no mas jejejeje
ánimos!
Beetlejuice Girl: ah, no, no hay que discutírselos por nada del mundo... jeje. Y con respecto a la Anaís chiquita... ufff, siento que queda tanto para eso.
Sandra: yo creo que eso pasa cuando el carácter del hombre es débil. Pero que más de algo tuvo que ver la Ignacia, eso sí que no lo dudo. Saludos.
Rocío: creo que ese es una especie de 'don' que yo no tengo. Tendré que conformarme con que no me molesten tanto y me sigan regalando sus culebras de plasticina no más... jajajaja.
Odio a esas parejas que se hablan "darling y honey", en especial la última tengo una fijación con esa palabra y con una mala escritura de una amiga de Mr. A aaghhhhhhh!!!!
Me imagino la presión que debe ser ir a esas reuniones, a mi a pesar de ser madre y toda la cosas no puedo seguir esos canones, no presiono a mis primas las solteras, al contrario las admiró; no digo nada más que ellas me pregunten sobre mi hijo, pa eso tengo el blog pa presumir a mi hijo jajaja!!!
No les hagas caso, sigue extrañando a tu hermano que son tiempos que no volverán, sobre todo después de pasar a ser "darling", lo hemos perdido! pero los recuerdos vivirán siempre en tu corazón ;)
Los niños no tienen la culpa, disfruta a tus sobrinos ahora que son pequeños, después no te van a pescar ni en bajada y ahí si que los vas a echar de menos.
Un abrazo.
Hola! ante todo te cuento que cambie mi nombre pero sigo siendo yo, Guada!
me encanto eso de Cbox y ya lo puse en mi blog.
Te mando un beso y me encanta leerte! aunque eso de los sobrinos no lo comparto, estando en una situacion similar a la tuya, disfruto de mis sobris, cuando los veo...
lo de las reuniones familiares si! deberian no existir!! jejej
Un beso grande!
Ser tía es genial :D Aprovecha a tus sobrinos... yo no los puedo ver y es un dolor que llevaré para el resto de mi vida, el llevarme mal con mis hermanastros y no poder verlos...
Saludos!!!
Lágrima Perpetua: qué bueno que seas así, porque realmente a veces eso de los hijos se convierte en presión social y yo, cuando los tenga, no quiero que sea por eso, sino porque realmente quiero. Abrazo.
Leslie: tienes razón, sé que después el tiempo va a pasar muy rápido y no quiero sentirme una tía ausente.
Guadyx: tengo que admitirlo, yo también termino disfrutándolos un poco... jajajaja. Pequeños monstruitos traviesos.
Francisca: ¡qué lata Francisca! Sí, como decía más arriba, creo que si se fueran a vivir lejos los extrañaría un montón yo también. Saludos :)
JAjaJAJAa!
Aquí si que disfruté!
Me sentí super identificada... al igual que tú tengo dos sobrinitas... hijas de mi hermano mayor (Familia casi perfecta- pero no cuica haha)
Má tambien se enoja si no la acompaño... me dán lata esas reuniones... no tanto por las peques... me encantan los niños... es más por los adultos... hay que estar colocando caras... y entre abueñas o concuñados... se vanaglorean de la vida que llevan... que ser madres o padres... el profesionalismo... el exito.. temas que a mí no me llaman la atención xD.
Con mi hermano tenemos 10 años de diferencia... ahora se ha ido acortando éso con el paso de los años... pero aunque no quiera... es distraido... y a ratos poco nos pescamos.
Pero no sé que haría sin ellos... porque me nutren con sus tonteras jajajaja xD
Saruki: jajajajaja... tienes razón, es necesario poner más 'caras' con los adultos que con los niños :)
Realmente cambia la vida cuando se tienen hijos... ni me hables de mis amigas que ahora son mamás... ¬¬
Osea todo el rato hablando del bebé y cuandooo de nosotras =(
En fin xD!
Pero bueno tarde o temprano nos llegará la hora a nosotras tambien xD!
Un Abrazo desde Mi Mundo.-
Yo, la que olvidaste: es cierto. Es como el cambio de tener amigas solteras a casadas, pero más radical aún. Supongo que en su momento yo también estaré así... jeje. Saludos.